Es una especie de mamífero artiodáctilo de la familia Bovidae que habita en los bosques y sabanas del África subsahariana, especialmente al este del continente. A veces también se le llama búfalo africano o búfalo de El Cabo, ya que fue en esta región de Sudáfrica donde se descubrieron los primeros ejemplares.

Dado su tamaño y mal carácter (sobre todo cuando ha sido herido), los búfalos africanos carecen de depredadores, salvo el hombre, el león y el cocodrilo del Nilo. Los leopardos y las hienas depredan ocasionalmente sobre las crías que se alejan demasiado de la manada, aunque esto no sucede con frecuencia.

Es un animal herbívoro y dedican entre 9 y 10 horas diarias a comer. Necesitan agua todos los días, pudiendo llegar a beber hasta 40 litros de agua al día, después de la comida de la mañana y antes de la noche. Pueden alcanzar velocidades de hasta 57 km/h.

Los cuernos son gruesos y muy desarrollados, curvándose hacia arriba en los extremos; la distancia entre éstos alcanza en los machos un metro. El pelaje es marrón oscuro o negro y de escasa longitud, sólo largo en el extremo de la cola y los bordes de las orejas.

Al igual que la mayor parte de los bovinos, esta especie también presenta dimorfismo sexual, siendo las hembras de color más claro y tamaño y cuernos más pequeños.

Son muy protectores entre sí y cuidan a los miembros enfermos y ancianos del rebaño, protegiéndolos de los depredadores.

Los individuos de un mismo grupo de búfalos muestran gran solidaridad entre sí, prestándose la ayuda que pueden. El búfalo es un animal silencioso, menos en la época de celo en que emite gruñidos.

No tiene buena vista, pero su olfato y su oído son excelentes. Destaca su olfato, que le permite ubicarse muy rápidamente, encontrar alimento, y se dice que incluso detectar depredadores.